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Chaman Teletransportado

Malditos recuerdos

Malditos recuerdos

Los recuerdos
son lo más engañoso
que tenemos.
Y si se trata
de recuerdos infantiles,
además de engañosos
son la mayoría de casos:
falsos.
Recuerdos inducidos
por los demás.
Recuerdos sustraídos
(después de todo,
¿para qué ibas a estar
con unos gitanos
en una feria?).
Recuerdos de otros,
oídos una y mil veces,
que asumimos como propios
a pesar de saber,
en realidad, lo que son.

Los recuerdos
son lo más engañoso,
un lastre que el tiempo
nos ata al cuello
para dejarnos atrás,
mientras el resto
del mundo avanza
por el horizonte.

Segundos fuera

«¡Segundos fuera!».
Round. Suena de nuevo la campana.
Apenas unos segundos en pie,
y un directo de izquierda,
de esos que los entendidos llaman jab,
hace que se escape de su boca
el protector, y su coach piensa:
«No sigues mis consejos…»
Se desequilibra todo,
mientras un extraño crujido
marca la caída sobre la lona.
Un suave aleteo
y un pequeño gorrión desciende,
hermoso y caníbal,
sobre un reguero de sangre
que escapa del oído.
Suenan sirenas, gritos,
pasos apresurados.
Fundido en negro:
knock-out a una vida.

Viaje con el corazón

Viaje al corazón del tiempo:
la vida se desgrana,
momento tras momento,
recogiendo los vientos
que arremolinan las almas.

Viaje con el corazón
por la vida que recoge
el viento del tiempo.

El viento del tiempo,
que allana los momentos
y que auna las almas
vida tras vida, en una sola,
en infinito movimiento.

Vamos adelante

Vamos adelante
En esta vida.
Inmersos en el día a día.
Navegamos por mares
Tenebrosos
Infectados de seres imaginados.
Ufanos,
Nadamos hacia el horizonte
Orgullosos del peregrinaje.

Dónde

Dónde esta la puerta que nos separa.
Dónde estos dos mundos diferentes.
Dónde nuestros corazones para alejarse
y olvidarse.

Sólo veo tus recuerdos junto a mi.

Siempre llegamos tarde para preguntar.
Tarde para escuchar las respuestas.
Tarde para responder.

Dónde estos dos mundos,
para recuperar el tiempo
en el que no anduvimos juntos.

Todo se sumó

Todo se sumó
para restarle tiempo al tiempo,
vida a la vida, memoria al olvido.
Todo se sumó
para darle sentido a tu estela:
en cualquier momento,
en cualquier lugar.

Amarte a trozos

Quién querría amarte sólo a trozos.
Quién querría amar sólo tus detalles,
fragmentados en mil mujeres.

Sentir que tus ojos son esmaltes
únicos en este mundo en esbozo.
Que tus piernas persiguen el horizonte,
al tiempo que tus manos perfectas
no tiene a nadie a quien compararse.
Que tu rostro único no encuentra
otro que se le iguale en perfección.

Quién querría perseguirte a trozos,
un poco en cada mujer.
Para qué encontrar tus ojos en otra,
que me recuerde a ti. Para qué tus manos.
Para qué tu piernas y tu rostro,
si viéndote a trozos nadie eres tú.

Para qué perseguirte a trozos.
Teniéndote.
Completa.

Sobre la roca

Firme, cual es la roca que la acoge.
Por los cuatro vientos todos oreada,
por el sol, fervientemente bañada,
y fuente de sombra misericorde.

Firme cuan firmes los sueños parecen,
cuando no se traicionan al despertar.
Firme cual horizontes que al despuntar
marcan el sur y el norte, que le mecen

en los vientos de sus amplias vertientes.
Firme como un recuerdo acariciado,
el suave beso del tiempo en la frente,

el tacto delicado del pasado.
La mirada añorada del presente,
firme cual espacio recuperado.

Todo existe

Es lo que ves y lo que imaginas.
Incluso lo que sueñas.
Al fin y al cabo,
todo existe y pasa frente a ti.

Por esta ventana al mundo,
pasa el paisaje como los recuerdos:
secuenciales, o dispersos
como si se buscarán a sí mismos.
Rápidos y fugaces los más cercanos,
lentos y claros los dejados muy atrás.

Pasa la vida. La vivida,
con sus ausencias y sus presencias
difusas, sus constantes momentos,
sus hitos perpetuos.
Y la otra, la de los recuerdos creados
a fuerza de deseo y de esperanza.

El deseo y la esperanza poderosos
que mueven este viaje,
perpetuo y constante, fugaz y lento,
a los confines de nosotros mismos.

Arena

Nos abandonamos
como si no dejáramos
huellas en la arena.

Como si el tiempo
pasara sin consecuencias.

Nos abandonamos
al olvido,
para borrar todo,
hasta a nosotros mismos.

Nos abandonamos
como si el viento
borrara nuestras huellas. 

Siento alejarse tus manos

Siento alejarse tus manos
entre la bruma
cada día.

Y volverse a mí
y recogerme cada noche
para darme descanso.

En un ir y venir
cotidiano
que añora
los momentos
que dejamos atrás.

En un ir y venir
que añora
el momento.

Estático y vivo.

El momento
que sólo es él mismo.

Como un pony express

 

Como un pony express atrapado en el espejo,
el frío, la nieve y el viento me detienen,
y me obligan a ver el mundo desde el ventanal.

Brumoso, húmedo y poco hospitalario
ha borrado el paisaje que le daba calor.
(Ni horizonte, ni montes nevados,
ni siquiera el ruido de los trenes
cargados de motivos.)

Mientras se levanta la bruma, cae la noche
sólo para perpetuar la oscuridad un poco más.
Falta de la sal en el aire que le daría sentido.

 

Viajo en tren

Viajo en tren.
Veo los recuerdos
que conformarán
la memoria de otros,
mientras comparo
mis recuerdos
con los que tendrán.
Los encuentros:
alegres, formales,
inesperados.
Esperados.
Los amores,
los amantes,
que se buscan
y se evitan,
los que sellan,
con un beso,
su amor en un andén
("Hasta mañana"), 
mientras vuelan
junto al amor cotidiano.
Los que sólo
se besan con los ojos.
Los que ni siquiera
se atreven a mirarse.
Los que viven
en definitiva
en su ir y venir,
porque no tienen
otro tiempo
en el que habitar.

Algo tendrá el amor

Algo tendrá el amor
que todos le cantan.

Algo tendrá el amor
que duele cuando falta,
duele cuando se pierde,
y cuando se disfruta:
engancha.

Algo tendrá, amor.

Sentado a la grupa

Sentado a la grupa, camino ausente,
muerto en vida con la locura a cuestas;
he relegado tu nombre y tu suerte,
he relegado mi nombre y mi senda.

Perseguidor de sueños y añoranzas,
perdedor de sueños y de alegrías,
he dejado al olvido al mismo Panza,
he relegado a la Dulcinea mía.

Las muchas letras me han sorbido el seso,
como a Pablo sorbieron en su día:
de alanceador de molinos devengo

en matador de botas en porfía.
A cuestas con mi senda me detengo,
rumiando la pérdida en mi agonía.

Desde otra orilla sin mar

Ocupas la línea del horizonte
con tus luces eternas
y tus torres,
restos de una sonrisa
que el tiempo ha desgranado.

Con tu bruma,
con tu sol.
Con tu lejanía.

Yo ha he dado
el primer paso.
Ahora te toca a ti
enamorarme.